domingo, 10 de agosto de 2008

Encuentro

Mi estúpida cara
reflejada en tus manos,
espejos improvisados de mis actos,
se sonroja al verse descubierta,
te ama, te desea y te nombra
en noches sin nombre
en esperas sin reloj.

Reloj confundido que no atina, no,
en dar las interminables horas
en las que me muero por no poderte hallar.

Palos en las ruedas,
imprevistos que me hacen caer y rodar
sin ti, sin mi,
sin nuestro yo oculto,
bandido entre la maleza,
esperando el momento oportuno
en que nos dejen pecar en libertad.

Ruedas de un mismo mecanismo,
etéreo e imperfecto,
pero nuestro en consonancia
con los lejanos astros
que sueñan que esta noche,
bajo su protección,
al fin, mi amor,
nos podremos encontrar.

No hay comentarios: