domingo, 30 de noviembre de 2008

Debería

Debería dejar de reflejarme
En las manos huecas
De aquellos extraños que se muestran
Para balancear tristemente mi alma.

Debería tomar las desgastadas riendas
Que conducen a ese potro desbocado
Que corre y corre hacia una pared
Cubierta de hiedras resecas y a tientas.

Debería escupir fuertemente al viento,
Zalamero caprichoso
Que mueve las cuerdas pendientes
De mi cuadro no acabado y ya un tanto desgastado.

Debería gritar, llorar y patear
Los desgarros producidos en mi inquieto vientre
Por aquellos malos vinos que llegaron
Y resultaron ser tragos pasajeros.

Debería ser quien soy
Siendo yo,
únicamente en esencia alojada
en un ser que se despierta
de nuevo en cada nueva mañana,
preparada para ser sin temer
y desde luego,
para vivir sin perecer.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Te imagino


Te imagino recostado,
Volando con las alas quebradas
Desde tu cuarto formado por el espanto,
A un espacio nuevo nunca conquistado,
Nunca visto por tus ojos tristes y pardos.

Te imagino mirando,
A través de un ajado espejo,
Seguramente ya caduco o a destiempo,
Quién sabe,
Quizás el reflejo de tus anhelos
y aquellas profundas arrugas
Surgidas de la nada un día
por el caminar del tiempo.

Te imagino llamándome,
Desde la espesura de tu negra locura.
Postrada señora bajo un árbol dolorido
Por las heridas sangrantes y llameantes
Que le provoca la savia agonizante
De un amor desarrollado en loco desvarío.

Te imagino llorando,
Lágrimas de fuego
Convertidas en gélidas verdades,
O fuegos que no se apagan,
Flagelándote el alma ya cansada
Que cae por una pendiente vertiginosa
Donde no existe fin para la pena más temerosa.

Te imagino meciéndote,
Te imagino besando,
Te imagino de tantas formas...

¿Me imaginas tú, quizás?

lunes, 10 de noviembre de 2008

Tristeza


Extenuada y acongojada,
como un ave al que cortaron las alas,
me muestro ante el desconcierto,
en esta nueva mañana.

Tristemente,
la encarnizada lucha de titanes
ocupó una noche más
mi frágil y estúpida almohada
derramada en cristalizadas llamadas.

No hay lugar para más cantos,
ni regocijos al cruel desencanto
que llena siniestramemente
a los corazones imperturbables
de deseos, amores y completas necedades.

Se acabó la lucha recreada
siempre, siempre
en sempiterna contienda.

Dos cuerpos, dos luces,
dos muertes nacidas tras unas estúpidas vidireras
empañadas por el vaho maloliente
de las más duras amonestaciones.

Muere de una vez o déjame que muera ya,
para y por siempre en tu putrefacto ser de hiel.

Esta noche, ya no más,
te fuiste sin querer,
quizás (siempre quizás) fue así,
no lo sé,
pero en mi nueva agonía
pintada de grises colores
voy, de nuevo, a florecer.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Quererte


Acompañada de una penumbra deseada,
Te hablaría cálidamente al oído,
Muy suave,
Muy lento,
Muy desde adentro.
Te susurraría en un hilo etéreo
Esas palabras anheladas por tu alma
Ya cansada por el fragor de la batalla.
Las deshojaría,
Una tras otra,
Y las haría tuyas desgranando en mi boca
Esa locura regada en insaciable deseo.
Caminaría bajo la lluvia,
Callada, silenciosa, amorosa
Y dispuesta desdibujaría contigo
Los caminos enfangados del destino
Y del averno creado por nuestros llameantes desatinos.
Acunarte entre mis menudos pechos
Creando con ello un compás nuevo
Para eliminar todo aquello que quiere hacerte perecer
Y que te desvela en noches donde temes perder
¿el qué?...
La musa, el deseo, el amor tal vez.
Solamente quizás
No pierdas nada de eso y obtengas mucho más,
Quizás, dormir acurrucado al son de mis palabras,
Cantadas, saboreadas, mojadas y narradas
Suavemente a tu oído confuso
en esta noche que no acaba.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Quisiste amar una quimera


Quisiste amar,
loco de ti,
A la musa tras la turbia ventana,
Pero ella,
Sorda y callada,
No escuchó tu insaciable lamento
Y apagó,
sin humedad escarchada
Tu llama,
postrera dama que te acompaña.

Semblante amante,
sibilante estampa,
Revelado por siempre
en apremiante llamada.

Quisiste amarla,
loco de ti,
Y ella,
Vanidosa y desalmada ama,
Danzó cerca de tu excitada aura
Para jugar a no confesar lo que tanto anhelabas.
Poseerla tras aquella iluminada estancia,
Allí donde se riegan las flores en eternas flamas
Y donde se rondan las quimeras jamás idealizadas
Buscando entre sudores
la esencia pareja sin acertarla.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

sábado, 1 de noviembre de 2008

Deseo II

Deseo,
Desde mi oscura estancia,
Hablarte de cerca y,
A horas en que la noche descansa,
Cubrir tus deseos con mi impetuoso rocío
Que te llama, clamando a tu daga atorada.

Sí, ahí,
En la parte que me parte,
Mi fiel amante,
En noches de penumbras,
Juegos dementes y soledades,
Agoniza mi anhelo de retenerte
Entre las cálidas fuerzas
De mi sempiterno yo perenne.

Deseo,
Que las pieles sustraídas
Al devenir agónico del tiempo,
Dejen de padecer y se limiten sin más,
A danzar y soñar,
Dejando atrás la vida raída
Y a narrar con azules verbos tatuados
Sus sueños, los tuyos y los míos
En sangres deslizantes y cuentos jamás narrados.

Lamento mi lamento


Lamento el breve momento
en que decidí ir a tu encuentro.

Lo lamento porque no existe desconsuelo
que me azote más como látigo viejo,
que tus atronadoras palabras
esculpidas con un fiero cincel en el ayer
y tatuadas en mi mísero espectro.
Un desalmado juego del alma,
desencadenante combustible,
de daños irreversibles
en tu carne instruida
por el dolor de mi huida,
dibujada en el lecho aquejante
que preparaste para acogerme
y no dejarme perder
en la simplicidad de mis vicios anhelantes.

Lamento el mismo momento
en que decidiste venir a mi encuentro.

Lo lamento por no ser la diosa imperfecta
postrada en tu tálamo incandescente
donde trenzaste sueños irreales de adolescente.
No supe, inútil de mi,
saltar las barreras no existentes,
que se plantaron delante de mi estúpido semblante.
Y convertí, sin más,
mis manos en indecentes jueces,
hábiles herejes,
que no supieron apreciar
lo que me ofrecían tus brazos dementes,
juzgando,
desde la ignorancia supina de mi inconsciencia
lo que no se juzga ni se estudia,
sino que solo se toma,
sin preguntar,
como agua limpia y fresca.

Lamento no haber sido tu agua en esta mañana.