domingo, 10 de agosto de 2008

Brisa

La vespertina brisa de hoy,
Traviesa y cruel dama,
Recoge amargos aromas
Que me susurran historias de ti.

Esa casi imperceptible brisa
Mece mis negros cabellos
De cualquier manera,
Juega con ellos y los enreda.
Golpean en mi cara con impetuosa furia,
No me escuchan y se pelean.

Absurda lucha contra la marea
Contra ese viento,
Contra esos aromas
Que me hablan de nuevo de ti
Y que me hacen recordar
Que así no la quiero sentir.

Añoro la imperiosa brisa que me habla
De la profunda rotura del océano
Que surge de nuestras mitades yuxtapuestas,
De ese túnel de nubes blancas
Que corretean caprichosas
Y se pierden para volverse a encontrar
Por encima de nuestras veredas,
Sembradas en las lánguidas noches
Por miles de estrellas preciosas
Que nos acompañan entre velos y danzas.

Añoro esa brisa,
Cálida caricia y sensual embiste
Que mece mi cuerpo sin medida.

Pero hoy, esa sempiterna brisa,
Sólo me trae recuerdos amargos,
Y noches sin salida en la más dura pena
Que son nuestras almas en encadenadas condenas.

Añoro esa brisa...

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