viernes, 16 de enero de 2009

Él


Amante de aire,
de fuego encarnizado,
de llamarada mojada,
de juego incesante.

Como una perpétua estampa,
que se repite una y otra vez,
en mi incrédula mente
y me moja sin agua
y me seca sin calma,
en los ocasos de los días
que se muestran cada vez
más indecentes.

Amante de agua
que regala sus dones,
sus males,
sus únicas verdades,
sus completas necedades.

Como un incompleto ser
(como todos los mortales)
que se deshace
en mil partes de colores,
en colores sin pincel,
que desdibujan cada mañana
y la convierten en eterno ayer.

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