
La mariposa del deseo
se posa sobre tu ombligo,
en la calidez de tu conjuro
y en el hielo de tus ojos divinos.
Sobrevuela bajo,
casi rozando,
tu piel acalorada
que en acuosa comparsa
se balancea en lento compás
por tu espalda y te acompaña
en desgaste contínuo
formando parte de la nada.
La mariposa del deseo
te muestra el camino
donde se encuentra quizás
lo nunca dicho
por tus labios cálidos y sentidos.
Sobrevuela bajo,
casi rozando...