No hay vidas perfectas,
solo lapsos de tiempo quemados.
Recorridos del pasado,
creyentes con derecho a ser
presente, futuro y de nuevo pasado.
Caminos inescrutables
dijo una vez un buen señor,
quizás sí... quizás no.
Senderos polvorientos
repletos de mentes sedientas
esperando el maná que les enseñe
a discernir el porqué
de tantas santas contiendas.
Conflictos, muertes y desamparos,
augurios nunca desvelados
por excelsos maestros
de asignaturas prohibidas y nunca leídas
desde el prisma de las almas más pías.
Perros salvajes
en jaurías veloces y sangrientas,
que se comen sus propias carnes
en los ocasos putrefactos
y en infinitas necedades.
Creyentes merecedores
con exclusivo derecho
de retozar sus absurdas creencias
por este mundo loco y reseco,
resultando ser
pobres de ellos,
los únicos perdedores.
Vidas olvidadas
y ya nunca más recreadas
en noches sin danzas,
en muertes sin almas
y en cauces secos de mareas y calmas.
Vidas que pasaron a ser muertes...
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