Te imagino recostado,
Volando con las alas quebradas
Desde tu cuarto formado por el espanto,
A un espacio nuevo nunca conquistado,
Nunca visto por tus ojos tristes y pardos.
Te imagino mirando,
A través de un ajado espejo,
Seguramente ya caduco o a destiempo,
Quién sabe,
Quizás el reflejo de tus anhelos
y aquellas profundas arrugas
Surgidas de la nada un día
por el caminar del tiempo.
Te imagino llamándome,
Desde la espesura de tu negra locura.
Postrada señora bajo un árbol dolorido
Por las heridas sangrantes y llameantes
Que le provoca la savia agonizante
De un amor desarrollado en loco desvarío.
Te imagino llorando,
Lágrimas de fuego
Convertidas en gélidas verdades,
O fuegos que no se apagan,
Flagelándote el alma ya cansada
Que cae por una pendiente vertiginosa
Donde no existe fin para la pena más temerosa.
Te imagino meciéndote,
Te imagino besando,
Te imagino de tantas formas...
¿Me imaginas tú, quizás?
Volando con las alas quebradas
Desde tu cuarto formado por el espanto,
A un espacio nuevo nunca conquistado,
Nunca visto por tus ojos tristes y pardos.
Te imagino mirando,
A través de un ajado espejo,
Seguramente ya caduco o a destiempo,
Quién sabe,
Quizás el reflejo de tus anhelos
y aquellas profundas arrugas
Surgidas de la nada un día
por el caminar del tiempo.
Te imagino llamándome,
Desde la espesura de tu negra locura.
Postrada señora bajo un árbol dolorido
Por las heridas sangrantes y llameantes
Que le provoca la savia agonizante
De un amor desarrollado en loco desvarío.
Te imagino llorando,
Lágrimas de fuego
Convertidas en gélidas verdades,
O fuegos que no se apagan,
Flagelándote el alma ya cansada
Que cae por una pendiente vertiginosa
Donde no existe fin para la pena más temerosa.
Te imagino meciéndote,
Te imagino besando,
Te imagino de tantas formas...
¿Me imaginas tú, quizás?
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