Un dedo corre lento tras tu espalda,
recorriendo silente
los huecos del tiempo.
Esos que dejaron de respirar,
un día sin más,
tras los pasos que dimos sin conocernos
navegando en la pleamar.
Lentitud acuosa en tus negras pestañas.
Deseo atado tras las compuertas abiertas
de la vida, que se presta
esta noche,
cazadora del ser cazado.
Amante incorruptible de tus huellas
deshechas en mi cuerpo de vestal adolescente.
Amor no corrompido
que llena las entrañas extrañas
de la que baila en tu pasional danza.
Deseo que evoluciona en roja muerte,
en sudor tras las ventanas de nuestras almas
y en sangriento silencio tras la marea brava.
Un dedo que corre lento tras tu espalda,
recorriendo sin pausa ,
tu cuerpo demente
en mi locura comparsa.
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Hace 2 años